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martes, 27 de diciembre de 2011

Santos Inocentes

Señor Jesús, tú eres el único intercesor que puede defender nuestra causa junto al Padre, cada vez que hacemos la experiencia negativa del pecado y del alejamiento de ti. Muchas veces la humanidad ha quebrantado tu alianza y otras tantas tú la has reanudado sin cansarte jamás, manifestándote rico en perdón y en bondad. No dejes de ser nuestro defensor, a pesar de las muchas matanzas de inocentes que se repiten en todo tiempo sobre nuestro planeta, los innumerables pecados de escándalo que hieren a nuestra juventud y desconciertan a nuestros ancianos y a tantas personas sencillas, los sufrimientos de todo género que se infligen a muchos inocentes por la voracidad de otros tantos Herodes de hoy que buscan sólo el poder, el éxito y la posesión de bienes materiales.


Señor, tú que has sufrido la marginación, el rechazo y la incomodidad de la falta de un domicilio, haz que todos estos males no se repitan más entre nosotros, que toda la humanidad pueda encontrar en ti, y por medio de tu ejemplo de vida, el sentido de la hermandad y de la unidad. Ciertamente es obra tuya la unión de los dispersados, la justicia absoluta y la concordia, la paz mesiánica que tú has predicado, pero también nosotros queremos colaborar a la construcción de un mundo más justo y fraterno, donde los lazos del egoísmo se rompan, donde todo pacifismo aparente sea superado y toda falsa justicia quebrantada. Señor Jesús, que nuestra vida cristiana nos haga capaces de edificar la nueva familia humana, basada en el amor al otro.








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